Wayne Liquorman
Cuando en septiembre de 1987 conoció a Ramesh Balsekar —su primer y único guru
—, Wayne Liquorman era, además de un buscador espiritual, padre de familia y dueño
de una próspera empresa de exportación. Su proceso de búsqueda terminó en abril de
1989, cuando se produjo la Iluminación a través del mecanismo cuerpo-mente llamado
Wayne. Wayne describe ese hecho como algo que sólo interesa a los buscadores.
Su primer libro —No Way: para los espiritualmente avanzados— se publicó en 1990
bajo el seudónimo de Ram Tzu, porque no quería que se le llenara el salón de su casa de
buscadores con la moral por los suelos. De hecho, Wayne no empezó a hablar en
público hasta que se lo pidió Ramesh, en 1996. Su segundo libro —La aceptación de lo
que es—, publicado el año 2000, describe tanto el acontecimiento de su Iluminación
como sus repercusiones. Wayne es también autor de No le des vueltas y editor de Habla
la consciencia (Editorial Kairós) y de diversos libros de Ramesh Balsekar, que
considera a Wayne su hijo espiritual.
La enseñanza que se manifiesta a través de Wayne es advaita puro que sólo él puede
presentar de esa forma intransigente y, en ocasiones, cómica, desprovista de todo tipo de
dogmas religiosos o retoques Nueva Era. Sus charlas no están preparadas: Wayne sólo
responde a las preguntas que le plantean los buscadores. En ellas habla de la
Conciencia, el fundamento de cualquier forma de existencia, la fuente y sustancia de
todo y todos.
Tal y como lo expreso, en realidad este advaita no constituye un sistema filosófico
porque no contiene principios, no es más que una colección de sugerencias y conceptos
que, además, postula que ninguno de ellos es una verdad absoluta. Estas enseñanzas no
consisten en transmitir la verdad sino en desmontar las limitaciones y los conceptos
erróneos acerca de cómo son las cosas.
[del libro No le des vueltas]
El mensaje de Wayne es claro y sencillo. Aunque puede llegar a sugerir que se indague
en profundidad en ciertas cuestiones, Wayne no ofrece curaciones, prácticas o milagros
para alcanzar la Iluminación sino que nos invita a que llevemos a sus charlas nuestras
creencias más queridas y, si tenemos suerte, puede que al acabar la charla nos
marchemos sin ellas.
[del libro La aceptación de lo que es]
Fuente: Editorial Trompa de Elefante
Vedanta Advaita - Wayne Liquorman
Uno de los máximos representantes a nivel internacional de la moderna corriente neo
advaita. Conoció a su maestro, Ramesh Balsekar, en septiembre de 1987, y a partir de
ese momento, tras una intensa búsqueda interna, se produjo la iluminación en 1989. Esta
experiencia, así como su trayectoria posterior se recoge en sus obras: Aceptando lo que
es, No le des vueltas y No Way: para los espiritualmente "avanzados".
Actualmente compagina su labor literaria, con la editorial y como conferenciante por
todo el mundo.
La renuncia y el mundo espiritual
¡Que mundo tan aburrido y desanimado sería éste si para encontrar a Dios uno tuviese
que renunciar a la vida! Por suerte, la Realización de nuestra naturaleza verdadera puede
coexistir con una sexualidad apasionada; puede coexistir con un amor apasionado y con
toda clase de placeres físicos y delicias sensoriales. No entiendo que el sexo, por
naturaleza, sea un obstáculo, o que comer carne sea un obstáculo, o que tener mucho
dinero sea un obstáculo. Uno puede apuntar a todas esas cosas y pensar que tiene que
superarlas; que le gustan demasiado y que el deseo de esas cosas es lo que impide la
Realización de Dios. Ésa, con su correspondiente metodología, suele ser una idea muy
común. El camino de la renuncia es un camino muy andado. Estaríamos en serios
apuros si tuviéramos que encontrar un eslabón causal directo entre la renuncia y la
iluminación. El camino espiritual está lleno de cadáveres de renunciantes que nunca
consiguieron la iluminación que buscaban. Cuidado, éstos están tendidos junto a
cadáveres tántricos que nunca encontraron la iluminación que buscaban a través de su
metodología.
Lo que me gustó especialmente al conocer a Ramesh Balsekar, mi Maestro, fue que era
un maestro que estaba en el mundo. Era el presidente retirado de un banco, un hombre
de familia, un marido, un padre, un hombre que vivía entre nosotros e interactuaba con
nosotros como hombre, y sin embargo poseía esta increíble comprensión. Eso, para mi,
fue la parte más atractiva que poseían Ramesh y su enseñanza. Él era la prueba viviente
de que no era necesario abandonar la vida para poder conseguir la meta de la
consciencia de Dios. Lo que aprendí de Ramesh es que la comprensión última lo abarca
todo de tal forma que todo era una expresión de la Consciencia; todo era una expresión
de Dios. Para conocer a Dios tocabas la vida, te tocabas a ti mismo —sexual y
metafísicamente—. Experimentabas la presencia de Dios en todo. Esta enseñanza lo
abarca todo, y eso era genial, verdaderamente genial.
¿Qué es espiritual?
Para mi todas las tareas de la vida son por definición mundanas, que pertenecen al día a
día, a la tierra, al momento. No hago distinción alguna entre sentarse en la cumbre de
una montaña en el Himalaya o trabajar en la Bolsa de Nueva York.
Mi definición de lo que es espiritual se ha expandido hasta incluirlo todo —TODO—
como un aspecto del Uno. Si la persona que trabaja en la Bolsa cree que: "Cuando me
haga rico, entonces me sentiré realizado y completo", no es diferente de la que está
sentada en la cumbre de la montaña y dice: "Cuando consiga iluminarme entonces me
sentiré realizado y completo". Los dos están buscando algo para realizarse a sí mismos.
Los dos están igual de implicados en el ego.
Un verdadero sabio puede trabajar en la Bolsa de Nueva York, desarrollando esa labor
como parte de su trabajo diario y de su naturaleza, sin más implicación que la de un
verdadero sabio sentado en la cumbre de una montaña contestando a las preguntas de la
gente que va a verle.
Ciertos organismos cuerpo-mente están programados para preferir el silencio y la
soledad a la actividad y la presencia de la gente. Así que el organismo buscará eso que
prefiere. La aceptación y no-aceptación es mucho más fundamental que todo eso. La
aceptación subyace bajo todo lo que ocurre. La aceptación a la que me refiero no es una
experiencia; más bien se podría decir que es un ánima subyacente. Así que podemos
hablar de ello como si se tratase de una cosa, pero en realidad no es una cosa
experiencial. La aceptación es la ausencia de implicación no la presencia de
indiferencia.
La compasión
La compasión es una cualidad muy valorada y comentada en los círculos espirituales.
¿Pero qué es lo que generalmente se quiere decir con el término "compasión"?. El
significado superficial es "bondad": una interacción comprensiva, con corazón, en la
cual el receptor se queda con un buen sentimiento. La compasión es de hecho mucho
más profunda que eso. Yo he visto lo que yo consideraría que para un sabio es la
compasión, específicamente en Ramesh, pero desde el punto de vista del receptor fue
duro. Ramesh no tiene un carácter duro, pero a veces echar por tierra una falsa creencia,
aunque sea compasivo, no es una acción dulce o suave.
A medida que crecemos esas creencias que eran útiles para crear un sentido de
seguridad personal se arraigan en nosotros. Por supuesto, nunca funcionan durante
mucho tiempo. No existe la seguridad en la vida, ya que la esencia de la vida es el
cambio, así que esa inquietante incertidumbre, esa inseguridad subyacente siempre está
presente. La solución habitual para esto es tratar de remendar la estructura aplicando
creencias nuevas y más fuertes. A menudo la demolición de estas falsas creencias
alojadas en nosotros es un proceso doloroso; deja a una persona sintiéndose incómoda,
descontenta, vacilante, pero hasta que estas creencias sean eliminadas, no es posible
progresar.
El esfuerzo
La aceptación no es algo que podamos generar. La aceptación cuando llega, es muy
parecida a la gracia porque convierte a la situación más intolerable en tolerable. Y ya
sea pobreza o cáncer, o alguna otra condición que tenga un efecto indeseable en la vida,
la aceptación de que esto está presente en este momento trae la paz. No quiere decir que
te tenga que gustar, ni tampoco la aceptación sugiere que dejes de hacer esfuerzos para
provocar un cambio. Los esfuerzos pueden muy bien surgir, y el siguiente esfuerzo
puede que provoque el resultado deseado. Sólo podemos hacer lo que hacemos y ver
que pasa después. La directriz de la Enseñanza es que ambos, el hacer y el resultado,
serán parte del mismo funcionamiento, contigo como instrumento a través del cual ese
funcionamiento ocurre.
Así que, la aceptación no elimina el problema inmediatamente, no hace que las
circunstancias de tu vida cambien de acuerdo a como a ti te gustaría que fuesen. Elimina
el sufrimiento implicado en el problema, y eso es lo que llamamos paz... la paz que
sobrepasa todo entendimiento.
El organismo del sabio
El sabio es el organismo humano a través del cual el suceso que llamamos iluminación
ha ocurrido. Lo que caracteriza al organismo del sabio en el suceso del despertar es la
ausencia de algo no la presencia de algo. La mayoría de la gente piensa que el sabio se
ilumina, pero el organismo que llamamos sabio posee algo menos no algo más. El sabio
es lo que todos y todo en realidad somos: esa Consciencia que está siempre presente.
Está presente cuando el organismo está profundamente dormido; está presente cuando el
organismo está despierto. Es omnipresente. Y el sabio no piensa que sea algo diferente.
No es que piense que él sea Eso, sino que no piensa que él esté separado. Lo que la
mente del buscador siempre brinda es un "yo" que conoce esta verdad, pero en el sabio
no hay un "yo" en absoluto.
Por eso esta enseñanza en términos de materialismo espiritual no tiene recompensa. En
esta enseñanza, la iluminación se define por la disolución del buscador, no por el logro
del buscador de lo buscado. La mayoría de las religiones y muchos movimientos
espirituales enganchan adeptos porque les prometen un beneficio enorme, diciéndoles:
"Vais a conseguir sat-chit-ananda; vais a conseguir un éxtasis infinito; vais a conseguir
una paz infinita". Esta enseñanza Advaita apunta a la realidad de que, si, la paz infinita
estará ahí pero TU no estarás ahí. ELLO estará ahí. Por lo tanto, no es sorprendente que
este Advaita puro tenga tan poco atractivo.
La Enseñanza no demanda nada más que la muerte del ego. Y el ego no se matará así
mismo. Alabará la idea de que el olvido es lo que quiere, pero cuando llegue al borde,
no podrá dar el último paso.
El momento perfecto
A medida que la comprensión se hace más profunda, se entiende que eso que es material
es espiritual, que eso incluye todo lo que existe, no sólo la puesta de sol, los cachorros,
los arco iris, los delfines, sino también a los sádicos, los violadores, los asesinos. Todo
es espiritual.