RETIRO CON FRANCIS LUCILLE
Barcelona, del 16 al 22 de julio de 2012
Transcripción de los diálogos
Francis Lucille. Barcelona, del 16 al 22 de julio de 2012
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BARCELONA, LUNES 16 DE JULIO DE 2012
Interlocutor: Tengo una pregunta sobre la vida, la muerte y el amor; en la continuidad
de todo lo que ocurre en mi vida, veo que estoy continuamente capturado por todos los
acontecimientos que surgen y, de hecho, esta absorción crea una especie de trama que
crea una realidad más imaginaria que real; es una cosa que no tiene cese como el ruido
de un camión y, de repente en un instante, todo cesa debido al vuelo de un pájaro, de
un periquito, el cielo se abre y hay un asombro. Mi pregunta es, ¿cómo hacer que el
cielo se abra?, ¿mo lograr esa simplificación?, ¿cómo dejar que la luz de la evidencia
se y aporte a la realidad su verdadero color?
Francis Lucille: Hay que estar abierto, a mismo, a los otros, a los periquitos y al cielo;
al principio uno se abre y se cierra, pero cuanto más se abre uno más permanece
abierto.
Uno tiene que abrirse no solo al nivel del pensamiento, lo que quiere decir ser libre de
la creencia en una consciencia separada, sino quizás más importante todavía, estar
abierto al nivel corporal, que quiere decir en el fondo no sentir separación alguna en-
tre el cuerpo y el mundo, sentir en cierto modo que el mundo es una extensión de
nuestro cuerpo en la continuidad de la consciencia.
En lo que concierne a la primera apertura esta reposa en la disolución del sistema de
creencias que se basan en un yo separado. Y en lo que respecta al nivel físico durante
las sesiones de yoga tenemos muchos medios hábiles, es decir ejercicios que tienen
como propósito producir y facilitar esta apertura. Como aqlo que estamos teniendo
es un diálogo es, en cierto sentido, a este primer nivel al que nos dirigimos, al intelec-
tual, el de los sistemas de creencias en un yo separado.
Esta apertura, en el fondo, esta allí cuando descansamos en el no-saber. Sócrates decía
“sé que no nada”; pero es un no-saber que sabe en cierto sentido, no es el no saber
del ignorante, es el saber del sabio que viene después de haber recorrido todo el falso
saber. Este falso saber es un saber que creemos verdadero, que hemos heredado de
nuestra cultura, de nuestros padres, de nuestra educación; y que en nuestra inocencia
hemos aceptado sin verificar, sin controlar sus fundamentos. La liberación de ese falso
saber se efectúa por la investigación acerca de sus fundamentos, de sus bases.
El tronco común del falso saber es la creencia que tenemos que la consciencia es
limitada por el cuerpo o por la mente, y por consciencia quiero decir aquello que escu-
cha estas palabras en este instante. Como decía el centro de este falso saber es que
creo saber que la consciencia está limitada por el cuerpo o por la mente; esta explica-
ción requiere una definición de lo que es la mente y la diferencia entre mente y lo que
llamo consciencia.
Francis Lucille. Barcelona, del 16 al 22 de julio de 2012
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La consciencia es aquello que percibe estas palabras en este momento mismo. Y lo que
yo llamo mente es la totalidad de nuestra experiencia humana tal como la recordamos
y tal como la experimentamos de una manera objetiva en este momento mismo. En
otras palabras, la mente es todo aquello que hemos percibido y todo aquello que per-
cibimos en tanto que ser humano, y la consciencia es aquello que lo percibe y lo ha
percibido. En general es evidente que la mente es limitada; la mente de Francis no
percibe necesariamente tu mente y tu mente no percibe necesariamente la mente de
Francis, y en este momento Nueva York no aparece en nuestra mente aquí lo cual no
quiere decir que Nueva York no exista o que no aparezca en la mente de otros, así que
nuestra experiencia humana que es objetiva y fenoménica es limitada. Entonces el
falso saber consiste en decir puesto que mi experiencia fenoménica humana es limi-
tada de ello se deduce que la consciencia que lo percibe es también limitada”. Este es
un razonamiento que parece lógico pero que, de hecho, es una falacia; es por esto que
lo llamo falso conocimiento o falso saber.
El ejemplo que utilizo para ilustrarlo es el del astrónomo y las imágenes que ve con su
telescopio. Las imágenes percibidas en el telescopio no nos informan en absoluto so-
bre la edad, el género, el color de ojos o cualquier rasgo del astrónomo. Aquello que es
percibido no nos informa en absoluto de aquello que lo percibe, porque aquello que es
percibido no percibe a eso que lo percibe, y puesto que aquello que es percibido no
percibe a aquello que lo percibe no puede aportar información alguna sobre eso que lo
percibe.
***
I: No lo he entendido muy bien, ¿la consciencia es el astrónomo o aquello que lo perci-
be?
FL: La consciencia es aquello que percibe. En esta imagen, en esta metáfora, la cons-
ciencia es el astrónomo.
I: Porque yo veía a la consciencia como la totalidad de la escena, lo imaginaba así.
FL: Podríamos también contemplarlo así, pero cada metáfora tiene un propósito preci-
so y en tanto que analogía demostrar un aspecto. En este caso preciso lo que era im-
portante en esta metáfora era la comprensión del hecho de que aquello percibido no
percibe, o sea que partiendo de lo percibido no podemos sacar conclusión alguna rela-
tiva al perceptor, a aquello que percibe; y en particular, uno no puede deducir del
hecho de que lo percibido sea limitado que el perceptor, aquello que percibe, sea
también limitado. Por ejemplo, si observo una bacteria que tiene unas micras de diá-
metro no puedo deducir que el microscopio tenga solo unas micras de tamaño.
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Aquello que percibe es la consciencia, aquello que percibe el cuerpo y la mente; el
cuerpo forma parte de la cadena de transmisión de los datos percibidos, pero el cuer-
po es algo percibido.
I: Lo mismo que la mente.
De hecho, el cuerpo en tanto que conjunto de percepciones es un subconjunto de la
mente.
I: ¿El punto es aquello que percibe?
FL: .
I: Y sobre eso no podemos decir nada.
FL: Es un poco especial en cuanto que la respuesta a eso de que no podemos definirlo
sería “sí” y no”. En cierto sentido sí podemos decir algo puesto que estamos hablando
acerca de ello y puesto que somos consientes de ser conscientes. Si no fuésemos cons-
cientes de ser conscientes, en ese caso, ni siquiera las palabras consciencia o cons-
ciente estarían en el vocabulario. Hay diferencia entre ser consciente de un objeto y
ser consciente de ser consciente, por ejemplo, imaginemos que es teniendo un sue-
ño despierto y sueño con un elefante blanco
I: La última vez era rosa.
FL: Ha envejecido, ha perdido el color Estoy soñando despierto con un elefante blan-
co y, de repente, soy consciente de que estaba soñando despierto con un elefante
blanco. Esto corresponde a lo que serían dos experiencias distintas que se suceden; la
primera, ser consciente de un elefante blanco, y la segunda tomar conciencia de ser
consciente de un elefante blanco.
Ser consciente de un elefante blanco es una experiencia mental pero ser consciente de
ser consciente es una experiencia distinta. Esa experiencia puede formularse después
por el pensamiento tomé consciencia de ser consciente, y esta formulación, este
pensamiento posterior, sea a su vez mental; pero entre los dos pensamientos ha ocu-
rrido algo que era instantáneo y que no era de orden mental, y entre ese intersticio,
ese espacio entre los pensamientos se produce el acceso a la consciencia.
I: Ese movimiento intuitivo se produce a cada instante.
FL: Se produce en cada intervalo. Podemos decir que es instantáneo porque solo la
mente transcurre en el tiempo; en los intersticios, en los intervalos de la mente tene-
mos acceso en cierto sentido al trasfondo de la mente que es atemporal.